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Jamaica, una hermosa isla del Caribe, está ubicada al sur de Cuba y al oeste de Haití. Con una población de aproximadamente 3 millones de personas, Jamaica es conocida por su diversidad étnica, resultado de una rica historia de colonización y migración. El inglés es el idioma oficial, aunque el patuá jamaicano, un idioma criollo, también es ampliamente hablado y refleja la herencia cultural única de la isla.
Culturalmente, Jamaica tiene un impacto significativo en el mundo, especialmente a través de su música. La cocina jamaicana, famosa por su sabor picante y diversidad, incluye platos emblemáticos como el jerk chicken. Además, la isla ha producido numerosos campeones olímpicos en carreras de velocidad como Usain Bolt y Merlenne Ottey, lo que resalta el espíritu competitivo y el orgullo nacional de Jamaica. Otro famoso equipo en Jamaica es el de bobsleigh. Si, ese deporte de países invernales en el que uno o varios deportistas se introducen en un vehículo con forma de bala equipado con esquís y descienden a todo trapo un tobogán de paredes de hielo. Ajá. Jamaica, que no ha visto un copo de nieve desde la última glaciación del Pleistoceno. Pues ahí van.
Como aficionado a la música caribeña siempre tuve interés en ir a Jamaica. El misticismo de este país está asociado al ska, al rocksteady y al reggae, que forman parte de la banda sonora de mi vida. Más adelante oí algo de Dancehall gracias a Sean Paul, aunque no se encuentra entre mis preferencias musicales.
Visité Ocho Ríos, situada en la costa norte de la isla, que es famosa por sus playas de arena blanca y sus aguas cristalinas.
Ocho Ríos es un destino turístico muy seguro. En general, no es recomendable adentrarse en las profundidades de Jamaica sin conocer bien el lugar o acompañado por un local, porque aún hay zonas comanche en las que mejor no equivocarse. Eso también aplica en otros muchos países en el mundo. Yo he hecho excursiones siendo un inconsciente -como explorar al atardecer las interioridades del barrio de La Boca en Buenos Aires con mi cámara Pentax colgada al cuello, una bomber y las botas Martins, el equivalente a tener un cartel fluorescente que dijese «soy un gallego boludo podrido de guita, atracáme pelotudo» encima de la cabeza – pero siempre he tenido suerte. Violentamente sólo me han atracado en España. Pero igual en Jamaica hay que ser prudente.
Los jamaicanos, cuando interactúan contigo, son conscientes de que si acaso sabes algo de Jamaica lo habitual es que sea cosa de Bob Marley o Usain Bolt. Es normal, igual le pasaría a un español (~castellano) del siglo XV con Isabel La Católica. En la zona turística andan con la música reggae a todas horas y creando el ambiente. Que no puedas decir que no se nota que estás en Jamaica.
La flora es muy abundante y densa, una jungla muy tupida. Y no se ve un lugar en derredor que sea un descampado, un claro despejado. Todo está abarrotado de plantas. El red ginger, o jengibre rojo (Zingiber zerumbet), es una planta que, aunque no es nativa de Jamaica, se ha adaptado bien al clima y las condiciones del país.
El bambú también crece en abundancia en la zona. Verde, verde, donde mires es verde.
Una de las atracciones de la zona son las cascadas del río Dunn. Estas impresionantes cascadas se extienden por aproximadamente 180 metros y están formadas por una serie de escalones de aguas turquesas que descienden suavemente por un paisaje tropical exuberante. Hay que subirlas andando mientras cae el agua cristalina a tu alrededor, todo ello en medio de la vegetación de la jungla. Algo muy diferente y muy chulo.
Esas aguas cristalinas desembocan en el entorno de una playa cuya transparencia jamás vi ni antes ni después. Y he estado en playas como los Cayos de Florida, o Destin o Tulum en Mexico, que son precisamente famosas por ello. Pero en esta foto, tomada sobre la superficie del agua en una zona de una profundidad de más de un metro, se pueden ver los granos de arena del fondo con claridad (estando la imagen comprimida, que le quita calidad). Alucinante.
Gracias a que se ve así de bien, uno puede evitar pisar erizos. ¡Por poco! 😮💨
Aun siendo invierno, el calor puede hacerse pesado. Si le añades un par de Bloody Marys y que la foresta se encuentra hasta dentro de la misma playa, pues una pequeña siesta debajo de las palmeras después de subir las cataratas es una opción a considerar. ¡Que estamos en el Caribe de vacaciones! ¡Qué estrés ni ná de ná!
Ya que estaba en Jamaica pues tenía que probar la cocina local, y pedí un Pollo Jerk. La salsa Jerk se ha convertido desde entonces en uno de mis aderezos favoritos para el pollo. Es de sabor muy muy muy fuerte, y las puedes encontrar desde poco picante hasta un nivel Dracaris cabreado 🔥🐲🔥. En mi caso, que me gusta mucho el picante, soporto bastante bien el nivel medio. Hay que tener en cuenta que el pollo se macera en la salsa, así que más picante resulta cuanto más rato se deja macerando.
Al partir se puede observar cómo la línea costera esta completamente rebosante de vegetación. Parece como si la jungla se derramase en el mar.
Ya me imagino que alguno esperaba verme con las rastas y el chilam rastafari a todo pasto, pero para ambas cosas parece que ya ha pasado su ventana operativa 😆.
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