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Uno de los lugares más fascinantes que jamás he visitado. Inmerso en un misterio en el que, a día de hoy, los historiadores no se ponen de acuerdo. La historia de una población que llegó a una isla deshabitada alrededor del siglo XIII –según los últimos estudios de carbono radioactivo en diferentes partes de la isla-, y permaneció aislada por más de cinco siglos, mientras esculpían enormes esculturas antropomorfas conocidas como moais.
¿Cuál es el propósito de los moai? Si en la isla no había árboles de madera recia que permitiesen construir herramientas de construcción complejas, ¿cómo trasladaban a los moai desde la cantera a su ubicación definitiva, a menudo a kilómetros de distancia? ¿Por qué un pueblo desatendería sus necesidades básicas de sustento para concentrarse en erigir estas impresionantes efigies?
¿Qué sentido tiene morir de hambre y conflictos (y, por tanto, sacrificar el propio futuro) por adorar a los vestigios del pasado?
Bueno, en realidad, no importa ni cuándo ni dónde te hagas esa pregunta. Esta última pregunta se podría hacer en referencia a unas cuantas civilizaciones más.
Te Pito O Te Henua, Isla de Pascua o Rapa Nui
Rapa Nui está situada en medio del océano Pacífico, así como en medio de la nada. Aunque políticamente forma parte de Chile, América del Sur, físicamente pertenece al continente de Oceanía, pues es la última de la cadena de Islas Polinésicas.
La distancia a la costa de Chile es mayor que la distancia entre Córdoba y Moscú. Disfruta de un clima tropical suave todo el año.
El ser un lugar tan aislado define Rapa Nui. Su historia se ha transmitido de forma oral entre generaciones, y no hay un acuerdo unánime de cuándo fue poblada por primera vez. Últimamente se acepta que Hotu Matu’a (el primer Ariki o rey) llegó alrededor del año 1200 DC en unas canoas junto con su familia y séquito. Ya en el siglo XVIII arribaron los primeros exploradores europeos, y comenzaron a documentar las costumbres y ritos de la población local, como el ritual del Tangata Manu u Hombre pájaro así como los moais y ahus distribuidos por la isla.
En Marzo de 2007 yo estaba trabajando por un par de semanas en Santiago de Chile en un proyecto de tecnología. Durante aquella estancia, ya había visitado la costa del Pacífico (Valparaíso y Viña del Mar), y me había gustado mucho. En una conversación casual, me enteré de que sólo se podía llegar a Rapa Nui o en barco (una vez al mes viajaba un barco desde Santiago con suministros y carga pesada para la isla (coches, material de construcción, etc.)) o por avión en la línea Santiago de Chile – Tahiti y que hacía escala en Rapa Nui, con una frecuencia de dos veces por semana.
De forma inesperada me encontré una oportunidad excepcional de visitar un lugar único en el mundo y, aunque no tenía nada preparado, pedí por teléfono una semana de vacaciones, reagendé el billete de vuelta Santiago-Madrid y compré un billete para Rapa Nui sin ni siquiera tener lugar donde alojarme. Me informaron que la mayoría de los nativos, además del idioma rapanui, hablaban castellano. Ya me apañaría.
Los eucaliptos
Al ser un punto tan aislado en medio del océano Pacífico, la isla se convirtió en escala de los marinos que viajaban entre América del Sur y Oceanía. La flora autóctona no disponía de árboles recios de madera con los que reparar los barcos, por lo que los marinos introdujeron una especie foránea de árbol en la isla para proveer de la necesaria madera: el eucalipto.
Este árbol tiene unas propiedades muy particulares: además de alcanzar un gran tamaño y de proporcionar una madera densa y fuerte, su savia también acidifica el suelo en el que crece y extrae muchos nutrientes del sustrato. Por tanto, allí donde esté plantado, va desplazando progresivamente a la fauna autóctona hasta establecerse como especie dominante (en España, por ejemplo, se han hecho intervenciones forestales en algunas zonas para eliminar eucaliptos y reintroducir árboles autóctonos para restablecer el equilibrio original).
Además, algo que yo no sabía hasta ese viaje y que iba a ser crucial en los días siguientes, los eucaliptos tienen la asombrosa propiedad de que los fuegos leves no los ponen en peligro, sino que sólo afectan a las capas superficiales del tronco, que posteriormente caen y dejan crecer al árbol con más fuerza. Y como el fuego sí que elimina arbustos y follaje que compiten con el eucalipto por los nutrientes del suelo, pues siempre que los incendios sean leves, en general lo benefician. Cosas veredes, amigo Sancho.
Hanga Roa
El único núcleo urbano se llama Hanga Roa, con una población estable de unos 7500 habitantes (equivalente a un barrio pequeño/mediano de edificios). Más allá de los límites de la ciudad se erigen diversas granjas aisladas entre sí, pero nunca demasiado lejos. El 99% de la población de Rapa Nui vive en una franja costera de 3 o 4 kms al oeste de la isla. El resto de la isla está prácticamente deshabitada.
Una gran cantidad de las construcciones están realizadas con madera, chapa metálica y uralita. Según me contó el dueño del hospedaje en el que me alojé durante mi estancia -Chez Joseph-, realmente hubo un antes y un después en la isla respecto al rodaje de la película Rapa Nui (1994), producida por Kevin Costner. Se construyó un hotel de lujo para alojar al equipo de rodaje, y varias propiedades fueron reconstruidas para destinarse a alojamientos turísticos. Después de la película, el turismo se incrementó notablemente, también provocando problemas de gestión de residuos y abastecimiento, por lo que algunos nativos no dedicados al turismo no estaban muy contentos con el cambio.
En general, los nativos con los que interactué fueron siempre muy amables y hospitalarios. También recuerdo alguno bordando su papel de guerrero tribal que no lo fue tanto. El dueño del hospedaje también me contó -desconozco hasta que punto es verdad- que los Rapa Nui se conocen todos entre sí y tienen un libro único en el que van apuntando los nacimientos y decesos de cada Rapa Nui, así como dónde están viviendo en caso de que hayan emigrado. Son una comunidad muy pequeña pero muy unida.
Recuerdo que entablé conversación con un señor de una tienda de souvenirs, y cuando le dije que vivía en España, me preguntó que si yo conocía a -inserta aquí un nombre rapanui-, que vivía en España también, y quería mandarle saludos. Le contesté que yo vivía en Madrid, y que no conocía a ningún originario de la Isla de Pascua. Él me dijo que, si me lo encontraba, lo reconocería, porque todos los rapa nui se parecen mucho entre sí. Me lo dijo completamente serio. Probablemente me estaba tomando el pelo, porque aunque uno haya nacido y crecido en un poblado de 7000 personas, televisiones sí que había. Pero el tipo me miraba impávido mientras yo le explicaba que España era muy grande. Como si le importara un bledo, vaya, que cómo hacer para encontrar a su pariente ya era mi problema.
Rapa Nui tiene un estatuto administrativo especial dentro de Chile. Ello se deriva en una especie de autogobierno donde la posesión de la isla está dividida entre los miembros de la tribu, y por tanto el terreno está parcelado -imaginariamente, he de decir, excepto las granjas que circunvalan Hanga Roa, que sí que tienen vallas y verjas. No obstante, el paso es libre en toda la isla fuera del núcleo poblacional.
La escasez de suministros provoca que hayan algunos vehículos muy particulares
En Hanga Roa la playa pública no es muy grande y tiene rocas. Aún así se practican deportes acuáticos. El trasiego de pescadores también es constante.
Entorno natural
Además de los eucaliptos ya mencionados, también existen cocoteros y otros árboles de menor tamaño, así como arbustos de tamaño medio que pueblan la isla. Hay una hierba baja (10 o 20 cms) por toda la isla, y que da cobijo a diversos tipos de reptiles.
Hay algunas aves rapaces y aves marinas -que forman parte del ritual Hombre pájaro. Y caballos. Hay algunas manadas de caballos sueltos. Hay una gran extensión rebosante de hierba y forraje pero sin un número suficiente de animales que se alimenten del mismo.
Probablemente por su origen volcánico, hay zonas con distorsiones magnéticas, y se pueden encontrar rocas que presentan una fuerte atracción magnética. La más famosa roca magnética se llama Te Pito Kura.
La costa es abrupta y su superficie tremendamente abrasiva. Durante mi estancia, el oleaje fue realmente bravo en la parte sur de la isla.
Existe una única carretera de tierra que recorre la isla en una elipse, cercana a la línea de la costa. No es una circunvalación completa de la isla pues una parte de la zona oriental, que corresponde al volcán Puakatiki, queda fuera de la elipse. La isla, de forma triangular, sólo tiene 24 kms en su lado más largo, por lo que se puede alquilar una bicicleta o un caballo para desplazarse. Yo opté por alquilar un todo terreno para optimizar el tiempo en la isla. Tampoco es que yo sepa precisamente montar a caballo.
Playa de Anakena
La playa de Anakena es una playa de arena blanca y coral situada al nordeste de la isla. Tiene un agua transparente y sin mucho oleaje al estar guarecida por una pequeña bahía.
La tradición oral indica que fue en esa playa donde se estableción Hotu Matu’a, el primer Ariki o rey de la isla que llegó con los primeros exploradores. El pueblo vivía disperso por la isla organizado en diversos clanes.
Origen volcánico
La isla es de origen volcánico, y en los tres vértices de su forma triangular se encuentran tres volcanes principales:
El Maunga Terevaka, situado al norte , siendo el más alto con una altura de 511 metros.
El Puakatiki, situado al este.
El Rano Kau, situado al suroeste.
El volcán Rano Kau tiene un enorme cráter, de pendiente muy vertical, y su fondo está lleno de agua. Es un elemento muy importante en la cultura rapanui. En su cima se encuentra la aldea ceremonial de Orongo, desde donde se celebraba el rito del Hombre pájaro.
Cultura occidental
Al ser una isla que históricamente estuvo bajo dominios de naciones de Hispanoamérica, existió un rico intercambio de cultura y bienes entre los visitantes y los visitados. Entre otras muchas cosas positivas, como legado por parte de los visitantes podríamos destacar:
Sus técnicas de cultivo del siglo XIX -actualmente en desuso en la mayor parte del mundo desarrollado por ser contraproducentes en ecosistemas en equilibrio- como es la quema masiva de rastrojos para «limpiar el campo».
Su visión cosmológica del universo, engendrando una mezcla de los rituales ancestrales indígenas con los ritos cristianos y dando lugar a unos altares religiosos muy particulares. En ellos se aprecia que adoptaron los símbolos cristianos de la cruz y la virgen, pero conservando referencias zoomórficas y al Hombre pájaro.
En este intercambio, por su parte, los habitantes de Rapa Nui:
Dedicaron mucho esfuerzo, recursos y tiempo a esculpir el moai Hoa Hakananai’a, que posteriormente los británicos tuvieron a bien sustraer subrepticiamente en 1868 y actualmente expuesto en el Museo Británico de Londres.
Engendraron y criaron a multitud de jóvenes briosos y sanos, que fueron posteriormente raptados y vendidos en otras partes del mundo.
Diferentes naciones tomaron posesión de la isla a lo largo de los siglos, y los regentes trajeron enfermedades que diezmaron a la población, que carecía de defensas inmunitarias debido a siglos de aislamiento.
Así que los Rapa Nui, razonablemente, no han sido tradicionalmente muy amigos del hombre blanco.
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